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sábado, 3 de septiembre de 2011

A Candela, la niña mártir


Candela
¿Llama apagada por la molicie?
¿Llama apagada por la indolencia?
¿Llama apagada por la avaricia?
¿Llama apagada por nuestra indiferencia?
Candela,
Solo,
Llama apagada
Te vi portando la enseña de la patria
Nuestra bandera
El orgullo se advertía en tu rostro
Iluminaba como una Candela
Nuestro camino a seguir
Tu bella y beatifica sonrisa
Proclamaba a los cuatro vientos
Tu presente
Abanderada del colegio a los once años
La mejor
Los que teníamos el deber de cuidarte
Te abandonamos
Y volaste al cielo
Solita, en tus blancas
alas  de ángel.

Los que teníamos la obligación
De preservarte para los tiempos
Te dejamos sola
Sin abrigo
En la fría noche de la indiferencia
Cuando despertamos del letargo
Comenzamos a movernos
Cos espasmódicos aleteos
De pájaros estériles, vacíos y huecos
No supimos leer el mensaje de la actualidad
Ese mensaje que escribimos con nuestras omisiones
Con nuestra falta de reclamos
Con nuestra manera de apoyar
La impericia gobernante
Con nuestro voto.
Yo, suplico tu perdón
Soy responsable de tu muerte
Junto a otros cuarenta millones de argentinos
Todos somos responsables
Pero yo, me inclino ante ti
Para suplicarte que nos perdones
Por haberte dejado sola
Brutalmente sola
En la triste y fría noche
De la indiferencia
Perdónanos, angelito blanco
Pues nuestra tardía reacción
Estéril y hueca
Fue una omisión criminal.

Una vil mentira
Porque la omisión
Es una vil mentira
Perdona a esta sociedad
Que no supo cuidarte
Abanderada de tu escuela.
Mártir y ejemplo.

Aldo Luis Díaz

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