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sábado, 25 de junio de 2011

Siempre

A cada instante de tu vida
ponle un moño con el color de la ilusión.
Empácale como a una ofrenda
con el bello papel de los ensueños,
pues, a esos momentos
los perfumaste con la esencia esplendorosa
de tu ser.

A cada homenaje que te brindes
agrégale risas, que suenen,
como el canto sublime,
del llanto de un niño que llega a la vida.

En cada suspiro que un amor te arranque
pon de tu ternura, las más bellas frases
para que entienda que le perteneces
que a él, te entregaste.

Y siempre, muchacha,
avanza blandiendo la filosa espada de tu desenfado.
Derriba los muros de la indiferencia
con la aguda lanza de tu amor alado.

Realiza tus sueños,  recorre los campos
y busca en las flores, la gloria inmanente
que Dios les ha dado
llevando contigo, por siempre, muchacha,
música de fiesta, por haber amado.

Aldo Luis Díaz

¡Hola!

Hola mi amor.
Te llamo porque extraño,
la piel suave de tu cuerpo.
La inflexión de tu voz,
y tu sonrisa.
La intensidad de tu mirada.
Tu genio vivo.
Tu abrazo mimoso,
y esa curiosa forma de quererme.
Te llamo porque siento,
envuelto en llamas de ausencia
este momento
Y tengo sed de ti,
mi amor, mi sueño.

Aldo Luis Díaz

Estrella

I
En la luz brillante
de tu mirada
se quedo mi esperanza
despedazada
II
Quise ser en tu historia
único faro
no pude darte abrigo
y te has marchado
III
Nunca olvido esa tarde
de primavera
en que bese tu boca
por vez primera
IV
He intentado borrarte
de mis recuerdos
pero por siempre, Vida
te llevo dentro
V
Se han secado en mis ojos
aquellas gotas
de llanto que vertiera
estando a solas
VI
Si no estas en el mundo
¿para que vivo?
Si mis planes y sueños
Están contigo
VII
Solo me queda ahora
Cultivar flores
Pues tu mirada vive
En sus colores
VIII
Te marchaste una noche
Con las estrellas
Tu luz alumbra el cielo
Sos la mas bella.
IX
Te has quedado en mi vida
¿Como olvidarte?
Si tu eras la belleza
de todas partes.


Aldo Luis Díaz

domingo, 5 de junio de 2011

La muerte del bosque

Se escucha allá en el monte
El tac-tac de las hachas
Se escucha el “crash” del árbol
Que cae por tanta saña
Y se escucha el silencio
Que es el “Ayy” de las plantas
Se perciben de lejos
Pájaros en bandadas
Que han perdido sus nidos
Al morir esas plantas
Y lloran sus pichones
Que las ramas aplastan
Entre nidos trizados
Por el furor del hacha
Y también se oyen largos
Clamores y gemidos
Es el llanto del indio
Por su bosque perdido
Que el blanco en su avaricia
En suyo ha convertido
Pero, Guay de los hombres
Que al bosque le han quitado
El verdor y la música
De plantas y de pájaros
Pues, la tierra reclama
Al que así la degrada
Con saña vengadora
Por su faz, arrasada

Ya no se ve el galano
Andar de la corzuela
Pastando alegremente
Por las verdes veredas
Que natura por siglos
Talló en la bella selva

¡Que tristeza infinita!
Que ignominia y que pena
Ver que por nuestra culpa
Del Chaco, se hizo leña.

Aldo Luis Díaz

Mi abrazo

Tienes mi abrazo permanente
Ya es una parte de ti.
Mi abrazo te viste, cuando estas desnuda
Te ampara cuando la tristeza te invade
Y te despierta
Cuando plena de pereza te abandonas
Al sueño reparador
Mi abrazo es la sombra que te sigue o te precede
En el diario peregrinar
Camino a tu mundo de libros
Mi abrazo
Es el sonido de las hojas de los árboles
Al ser sacudidas por la influencia de la brisa
Ese sonido que juguetea en tus oídos
Como los tenues besos que te doy
Cuando duermes
Mi abrazo
En la distancia parece intangible, pero.
Intenta ser la muralla erigida para contener tu llanto
Para exiliar tras de su fortaleza
Los dolores de la vida pasada
Mi abrazo es, amada mía
Como el movimiento de tus parpados
Barriendo las lágrimas que inundan tus ojos
Cuando bajan las defensas
Y asoman los pesares
Mi abrazo, bienamada
Es el refugio que he erigido en mi pecho
Para que a ti te parezca un alcázar
Bah, ese es mi sueño
¡Es bello soñar!
¿No te parece?

Aldo Luis Díaz

Mi alazán de patas blancas

Mi alazán de patas blancas
Tu crin como llamarada
Refleja la luz del astro
Que se adueñó de tus pampas

¡Que  galope más altivo!
Mi alazán de patas blancas
Tus ollares se agigantan
Para beber las distancias

El golpetear de tus cascos
Mi alazán de patas blancas
En la quietud de la tarde
Son tambores de batalla

Sobre un lomo como el tuyo
Mi alazán de patas blancas
Cruzaron los granaderos
La cordillera más alta
Y rompieron los relinchos
El silencio de Uspallata.

Vamos yendo para viejos
Mi alazán de patas blancas
Podemos contar historias
Que nunca fueron contadas

 Hemos andado en arreos
En trabajos de la estancia
Siempre fuimos compañeros
Mi alazán de patas blancas
Y hasta
Me  prestaste el anca
Para robar la paisana
Que hizo a mi corazón
tañer como una campana.

Y, ya no quieres comer
Mi alazán de patas blancas
Te estas negando a esos pastos
Que tanta fuerza te daban.

No me abandones la lucha
mi flete de patas blancas.
Déjame ver el galope,
Y la vigorosa estampa;
que a vos, mi pingo estrellero
te hizo señor de las pampas.

Aldo Luis Díaz